martes, 31 de julio de 2007

Un avion, dos aviones, tres aviones...

Aqui los koalas, recien llegados a Sydney. Llevamos unas 30 horas de vuelo acumuladas en tres dias. Basicamente hemos comido platitos precocinados de bolsillo, visto pelis de estreno, rellenado tropecientos formularios, aguantado las caras de perro de los funcionarios de aduanas y cambiado la hora del reloj. Un servidor se olvido los billetes en casa y de milagro cogio el avion hacia Londres, llegue diez minutos antes de cerrar las puertas. Hoy en el aeropuerto de Auckland (ciudad feisima, por cierto) nos han tenido que colar por todos lo controles pues hemos llegado tambien con todos los pasajeros a bordo. Bochorno espantoso en Hong Kong, pero cuenta con la mejor cerveza del mundo (Tsing Tao) y disfrutamos como bellacos de un puesto callejero de comida en el que al pedir una servilleta nos vinieron con un rollo de papel de water. Alucinantes tambien los andamios hechos de bambu, la imposibilidad de acertar con los precios exactos de los tickets de metro y que los locales no suden cuando tu pareces pasear dentro de una sauna todo el santo dia. Al llegar a Sydney un coreano con cara de malas pulgas nos ha secuestrado y llevado en su furgoneta hasta la residencia de estudiantes donde acabamos de hacer el check in. Suerte que hemos traido chancletas para la ducha y desinfectante. Nos caemos de suenyo, la cabeza nos zumba, somos incapaces de recordar la densidad de poblacion de Armenia, pero nos disponemos a realizar una primera toma de contacto con la ciudad. Llevamos jersey, leganyas como lianas amazonicas y los de la tierra intimidan con sus espaldas de dos metros por quince, parece que todos sean jugadores potenciales de rugby. Creo que por su bien evitaremos las peleas. Les seguiremos informando. Besos, abrazos. Y no desconecteis el movil por si recibis una llamada de madrugada para venir a rescatarnos, en cuatro dias de nada nos localizais.

1 comentario:

Unknown dijo...

ah, ha sido tú cambiar de hemisferio y, por cuestiones de equilibrio intelectual, aquí morirse bergman y antonioni... así que no te preocupes, lozzy, que el dejarte en casa los billetes (tan sólo el tercer elemento por orden de importancia cuando viajas, tras el pasaporte y los abanderado razonablemente limpios) no es más que una nueva señal de tu genio y figura. lo cual me lleva al motivo por el que he estado media mañana acordándome de tu patronímico: ¡el vaciado de los diarios qué, monada! a modo de represalia, me callo la enumeración de los diecisiete cambios laborales que han tenido lugar en esta santa casa durante los últimos seis minutos... ¡koalas a mí! (no te preocupes, mitsuo, a ti te lo cuento todo por mail privado, que tú no me has dejado ninguna púa: guapo omist, guaaaaaapo...)