martes, 31 de julio de 2007

La Tsing Tao, la loca y su abuelo

Ha costado pero al final hemos encontrado un cybercafe para poder comentar nuestras primeras impresiones o al menos las mias sobre la gran travesia. El viaje empezo movidito desde el primer momento, solo decir que cuando estabamos en la cola para facturar las mochilas, Lozzy se da cuenta de que se ha olvidado los billetes de avion. Imaginaros mi cara de sorpresa cuando me lo dice, al principio pensaba que me gastaba una broma pesada pero cuando vi lo palido que estaba me di cuenta de que la cosa iba en serio. Tu familia no puedes escogerla, es la que te toca pero a veces pasa lo mismo con los colegas, hubiese preferido que me ensenyasen Australia, Nicole Kidman, Russell Crowe o si me apurais Paul Hogan pero resulta que tenian la agenda demasiado apretada, asi que me toco esperar en el aeropuerto a Don Pimpon a que fuese a buscar los billetes a casa y volviese... mas adelante nos veriamos envueltos en una situacion similar para coger el avion que partia de Auckland hacia Sydney, pero esto lo explicare en otro post porque ahora estoy roto.
Primer destino, Hong Kong. La primera impresion solo bajar del avion fue muy positiva. Encontrarte en una ciudad y en un pais tan diferente y con unos contrastes tan acentuados respecto al tuyo te produce una sensacion de desorientacion absoluta. Las dos cosas que mas me chocaron fueron, primero, el olor. Es un olor parecido a la salsa agriduce que te ponen con el pollo Chopsuey y que nos acompanyaria alla donde fuesemos... al final reconozco que acabe un poco hasta los 'koalas' del olorcito en cuestion. La segunda fue -y aunque os parezca ridicula- ver chinos ancianos por todos lados, incluso autobuses parecidos a los del 'inserso' repletos de ellos; en Barcelona no se suelen ver nunca, de alli mi teoria -igual de ridicula... o no- de que no solo hay ternera en los Wan tun fritos que solemos comer. Como tuvimos poco tiempo decidimos dejar las cosas en el hotel que por cierto era muy correcto, asearnos despues de once horas de vuelo (en otro post explicare como se pasan las horas en un vuelo transoceanico) y salir a vivir la noche. Es una ciudad que solo por sus rascacielos ya impresiona muchisimo pero que si ademas le sumas la cantidad de neones ofertando cualquier cosa que se os pase por la cabeza... desde karaokes, restaurantes, mercadillos o tiendas hasta prostibulos o saunas de todo tipo... la sensacion puede llegar a ser asfixiante. Es como un gran bazar en el que si vas con poco tiempo te estresas y mucho, cosa que nos paso ya que precisamente de lo que careciamos era de tiempo. Al final encontramos un restaurante muy autentico con mesas en plena calle llevado por una mujer esperpentica y su padre, su abuelo o id vosotros a saber... pero que en definitiva eran muy cachondos. Alli pasamos un buen rato hablando, riendo y haciendo un poco el indio (porque era la unica forma de entendernos con ellos)... siempre acompanyados de una Tsin Tao bien fresca claro (para los malpensados, es una cerveza). Al dia siguiente cogimos el ferry que une Hong Kong (la isla) con Konloon (la zona que toca con China) para tener una vista de toda la bahia y tuvimos el tiempo justo para ir de compras porque el avion que teniamos que coger para ir a Las Antipodas salia a media tarde. Y eso es todo, un poco abreviado, la proxima parada Sydney...
Mitsuo en Las Antipodas.

Un avion, dos aviones, tres aviones...

Aqui los koalas, recien llegados a Sydney. Llevamos unas 30 horas de vuelo acumuladas en tres dias. Basicamente hemos comido platitos precocinados de bolsillo, visto pelis de estreno, rellenado tropecientos formularios, aguantado las caras de perro de los funcionarios de aduanas y cambiado la hora del reloj. Un servidor se olvido los billetes en casa y de milagro cogio el avion hacia Londres, llegue diez minutos antes de cerrar las puertas. Hoy en el aeropuerto de Auckland (ciudad feisima, por cierto) nos han tenido que colar por todos lo controles pues hemos llegado tambien con todos los pasajeros a bordo. Bochorno espantoso en Hong Kong, pero cuenta con la mejor cerveza del mundo (Tsing Tao) y disfrutamos como bellacos de un puesto callejero de comida en el que al pedir una servilleta nos vinieron con un rollo de papel de water. Alucinantes tambien los andamios hechos de bambu, la imposibilidad de acertar con los precios exactos de los tickets de metro y que los locales no suden cuando tu pareces pasear dentro de una sauna todo el santo dia. Al llegar a Sydney un coreano con cara de malas pulgas nos ha secuestrado y llevado en su furgoneta hasta la residencia de estudiantes donde acabamos de hacer el check in. Suerte que hemos traido chancletas para la ducha y desinfectante. Nos caemos de suenyo, la cabeza nos zumba, somos incapaces de recordar la densidad de poblacion de Armenia, pero nos disponemos a realizar una primera toma de contacto con la ciudad. Llevamos jersey, leganyas como lianas amazonicas y los de la tierra intimidan con sus espaldas de dos metros por quince, parece que todos sean jugadores potenciales de rugby. Creo que por su bien evitaremos las peleas. Les seguiremos informando. Besos, abrazos. Y no desconecteis el movil por si recibis una llamada de madrugada para venir a rescatarnos, en cuatro dias de nada nos localizais.