jueves, 16 de agosto de 2007

Adios buga-monyas! Hola Spielberg!

Petardos y petardas, escabeches, melifluos, centinelas de lo inefable, arrendistas de los mayores suenyos de grandeza:

Si todo lo que sube, baja, y todo poder conlleva una gran responsabilidad, todo viaje debe encarar su fin. Tras unos dias ejercitandonos a lo Sport Billy y confirmando que, si no Dios, por lo menos un ente que sabe lo suyo de disenyar y que tiene muy buen gusto, creo esa Naturaleza que aturde los sentidos, ha empezado el proceso de repliegue. Ayer abandonamos Franz Josef y su bendito glaciar para regresar a Christchurch por nuevas carreteras salpicadas de lagos cristalinos, picos nevados y ganado con apetito. El piloto de nuestro buga-bujarras, mi casi pareja de hecho a estas alturas (tendriais que habernos visto anteayer cenando atortolados en nuestra habitacion modelo cabanyita cuca en medio del bosque , eso si, compartiendo una ensalada puaj y una pasta requetepuaj) tuvo dos grandes momentos: ganarse una severa multa por exceso de velocidad por apenas 19kms de mas (luego pensamos que tendriamos que habernos hecho una foto con el polil pese a su cara de malas pulgas), incidente que lo tiene algo inquieto por si no la paga y jamas puede volver a pisar el pais, y fotografiar cuatro rocas mal esparcidas de un monte pelado que sirvieron de exteriores para El Senyor de los Anillos. Para resarcinos de un almuerzo a base de patatas fritas, cookies y caramelos y olvidar la pena de haber tenido que abandonar con lagrimas en los ojos esa monada de cochecito, cenamos com cal, confirmando que los vinos neozelandeses son excepcionalmente buenos. Partidas de billar a ritmo de machacona musica infernal y cierre en un pub desangelado con musica de country en vivo. Esta manyana, madrugon para coger el vuelo a Auckland, donde apenas pasaremos unas horas antes de partir hacia Los Angeles. Pese a que me consta que esta ha de ser un espanto, el mitomano que anida en mi se descubre expectante y nervioso por poder ver todo lo que quiere de la ciudad de los suenyos en un tiempo record. La urbe de Fante y de Chandler, de Norma Desmond y de Larry David, nos espera. En nuestro interior no perdemos la esperanza de desayunar al lado de Spielberg y que vea en nuestros rostros un potencial creativo descomunal para servirle cafes. Si ocurriera esto, por favor regadnos las plantas, enviadnos paellas valencianas y no olvideis visitarnos alguna vez, pensad que os vendriamos a buscar al aeropuerto y no os lo cobrariamos. Cuidaos y vigilad vuestros niveles de hierro.
Besos, abrazos...

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